Tantas veces ya ha pasado frente a mi esta tarea que no resulta novedad, sin embargo, esta insistencia me hace creer que algo existe detrás de este pormenor y por ello quisiera entonces convertirlo en oportunidad.
Yo desciendo de “Titanes”, y espero (rogando a Dios) que mi amado hijo pueda algún día sentir la necesidad de decir lo mismo. Mi vida ha tenido toda la complejidad que he querido darle: a veces incierta por mi inexperiencia de joven, otras veces tan fascinante que no puedo sino rogar que esto jamás termine.
Tal cual mi amado hijo, llegué a este mundo envuelta en las ilusiones de amor de quienes me dieron este ser. Yo solía pensar que me comería al mundo de un solo bocado y ahora veo que si en algún momento me descuido, este puede absorberme hasta hacer de mí un ínfimo ser. Se que eso no ocurrirá porque no vine al mundo sola y toda esa maravillosa familia, de entre la cual distingo con amor y respeto a mis “Titanes”, enriquece cada instante con sus añejas vivencias colmadas de honestidad, decencia, dignidad y amor.
No entiendo por qué hay cosas que aún duelen: rostros quedados en el olvido por culpa de la muerte, metas fracasadas, proyectos no concluidos, momentos no compartidos con intensidad. Quizá eso le ha dado sabor a mi vida haciéndome reconsiderar nuevas oportunidades que hoy avizoro con claridad. Pero esa claridad de ideas no ha llegado sola, llega a mi de a poco, tal cual los años empiezan a pasar por las vidas de cada ser humano. Y no me siento vieja, más bien me siento muy viva y con ánimos de ser cada día mejor porque no puedo quejarme. Ya expresé anteriormente que por lo bueno de esta vida que yo vivo, he decidido tener muchos amores y lo ratifico pues ni modo que quiera desperdiciarme. Mi amor por la vida, mi amor a Dios, a mi compañero fiel que es mi esposo, a mi hijo, a mis padres y familia que le han dado significado a mi paso por esta vida, a mis pasatiempos, a mi profesión, a mi misma, a mis amigos que, aunque son menos que antes, son seguros amigos míos.
No es que mi vida sea color de rosa, es solo que he empezado a entender que tiene colores y nos toca sentir alguno de ellos en cualquiera de nuestros instantes.
He descubierto también, que existen la envidia y la maldad pretendiendo desdibujar desde una alegría y una sonrisa hasta la ilusión de toda una vida. No es de extrañarse comentarios o insinuaciones ligeras proferidos por algún torpe cuando menos lo esperas y es permitido reaccionar acordemente a tus sentimiento sin embargo no perder frente a estos ataques es lo importante, al final quien vive de envidias y comentarios burlescos merece lástima por no saber que la vida es para vivirla a plenitud.
He notado además que aquel que se amarga, sonríe poco y carece de espontaneidad ocultando cada sensación por el que dirán, envejece pronto. Que el aroma de tierra humedecida por la lluvia agrada a más de uno y no solo a mi. He notado que querer ser más que los demás produce antipatía y que quienes menos hablan no son tontos, es solo que te analizan mientras hablas sin descanso para decirte con cuatro palabras algo realmente importante.
Son tantas las cosas que descubro gracias a la esencia de quienes provengo, que no puedo ocultar el orgullo de ser quien soy. Claro, ese orgullo no se me va a subir a la cabeza sino me hace añorar aquello que pudo ser mejor y no fue porque aún no había descubierto que “YO DESCIENDO DE TITANES”.
viernes, 19 de febrero de 2010
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