“Esta historia se torna rosa luego de celeste ser su anhelo.
Entre malestares tediosos de un embarazo primero y la ilusión de un nido formar, él y ella se enfrentaron a su dulce realidad. Malabares incluso hicieron pues de abolengos ninguno provenía y a la vuelta de sus nueve primeros meses de matrimonio feliz vino su primer regalo entre pujos y dolores al ocaso de una tarde conflictiva pues batalla flagrante nuestro país combatía en Paquisha aquel febrero del 81.
Amada desde antes de nacer, bendito el que sabemos mil veces, pues virtudes tantas atribuyóme desde infante. Y en la inquietud de descubrir cada instante de mi ser, se construyó para mí la más sólida torre de motivación entre mimos y caricias, castigos sabios y madurez.
Ser la niña de papá siempre amé ser, compartiendo lo que por naturaleza de su ser yo compartía. La alegría, la espontaneidad y ese “no temer” que tanto padece la gente fue la tónica que a familiares y amigos tanto asombró desde cuando muy pequeña fui por las similitudes incluyendo rizos castaños, ojos vivaces, rostro y piel.
¿Y mamá? con su sapiencia de amor y de mujer, transmitir supo para mí ideales de justicia desde siempre. Jugueteos risueños y sutileza encantadora fueron su alegre matiz conmigo entre boleros de atardecer compartiendo historias, letras, número y saber. Inolvidables (e imperdonables para mí), serán las peripecias que la pobrecilla siempre enfrentó cuando en estampida mi carácter reventaba nuestro lar con ella dentro.
Pero bueno, nuestro mundo siempre fue muy bueno incluso porque jamás opulencias hubo. De ser todo tan perfecto, preferí un día simplemente no ser más. Me apagué en mis años ilusos enfrentando espejismos de banalidad. Porque siempre supe hacia donde ir quería, solo estaba complaciendo a mis amores bellos. Pensando hoy en retrospectiva, quizá estuviera mucho mejor si en verdad los hubiera complacido.
De ninguna manera reniego, si todos quienes fueron parte de mi historia alguna riqueza dejaron conmigo. Riqueza son los maravillosos juegos y peleas de ñaños con mis amados hermanos, riqueza son mi familia, riqueza los pocos verdaderos amigos que aún conservo, riqueza son uno que otro beso inocente de joven que hasta hoy recuerdo por lo inexperta en el momento. Riqueza es mi esposo; riqueza es el amor de mi vida, mi hijo. Y pensando en ello es que a lo mejor anoche soñé, que mariposa podría ser para poner colores nuevos en mi vida, y proyectarlos al mundo siendo quien siempre quise ser. A veces decepción siento porque el mundo no es como quisiera pero ahí está mi reto. Las cosas no son lo que parecen, y por eso entiendo que mi sueño ha de acoplarse al mundo para aprovechar lo que de él me sirve y desechar lo que no tiene sentido guardar, pues, vivir para el resto no quiero. Yo, lo que quiero es encontrar la felicidad y arrastrar hacia allá mi mundo y el de los demás.”
Era solamente esto lo que quería con ustedes compartir, luego de una sincera y muy hábil sugerencia provenida de un gentil caballero que entre letras y experiencia de compartir enseñando a los más jóvenes como yo, supo convencerme de contarles esta historia “A propósito de mí”.
viernes, 19 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario